cabecero4

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viernes, 20 de septiembre de 2013

"El culto de los vivos y el culto de los muertos"



El culto de la personalidad de los dirigentes es un fenómeno negativo en la práctica de un partido. Aunque con alcance diferente, no deja de ser negativo cuando se refiere a dirigentes muertos. [….]

Inclusive en relación con las más notables figuras de la historia revolucionaria, no se deben alimentar ideas de infalibilidad.

Rendir homenaje a los muertos. Valorizar su papel. Aprender con sus enseñanzas y su ejemplo. Pero no lisonjear y no endiosar.

Lenin fue el más extraordinario revolucionario en la historia de la humanidad. Su nombre es inseparable y quedará eternamente ligado a la primera gran revolución que liberó a los trabajadores de la explotación capitalista y condujo a la construcción de una sociedad sin clases antagónicas. Sus escritos contienen enseñanzas de valor impar para todas las fuerzas revolucionarias. La doctrina del proletariado revolucionario se llama justamente marxismo-leninismo, uniendo así los nombres de los dos mayores teóricos y revolucionarios de la historia de la humanidad.

Pero ser leninista no consiste en endiosar a Lenin, en utilizar cada frase de Lenin como verdad universal, eterna e intocable, en sustituir el análisis por la cita, en responder a los acontecimientos mediante afirmaciones de Lenin, aun cuando se trata de fenómenos que Lenin no conoció en su época; en sofocar, con la transcripción de textos y con la presencia dominadora del hombre y la efigie y de la autoridad de ese nombre y de esa efigie, la investigación, el análisis y el espíritu creativo en el estudio e interpretación de los nuevos fenómenos.

Hay que combatir tendencias que surjan para el culto de la personalidad en el presente. Una de las formas de combatirlo es no practicar el culto de la personalidad en relación a figuras pasadas. […]

Un maestro es verdaderamente un maestro, si los discípulos no hacen del maestro un dios.

Con Dios no se discute, Dios ordena, a Dios se le obedece. Dios es el dogma; el maestro es la verdad dialéctica. Dios es la afirmación absoluta de una verdad eterna. El  maestro es la enseñanza de la verdad de la vida, en su evolución, en sus cambios, en su constante desarrollo, en su relatividad.

Es necesario aprender con Lenin y con sus enseñanzas de validez universal. Una primera condición para ser leninista es ver en Lenin un maestro y no un dios.


Este texto es un fragmento de la obra de Álvaro Cunhal "Un partido con paredes de cristal". En este libro habla de cómo debería funcionar un partido comunista, señalando errores comunes y ejemplos históricos, intentando que se visualice el paradigma de partido democrático. Este fragmento es una clara crítica a aquellos que pretenden ser "más leninistas que Lenin". 

Sé que es irónico que destaque lo de "sustituir el análisis por la cita", pero es uno de los vicios que más he conocido como militante.

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