cabecero4

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viernes, 16 de enero de 2015

"Grandes Profes": el coaching educativo y el ataque a la pública


Los anuncios de televisión, además de servir a los vendedores para que los consumidores compremos, pueden servirnos a los consumidores para ver el modo en que evoluciona el mercado. El sistema productivo muestra nuevas ramas de la producción, las ramas más frescas, las que generan nuevas mercancías.

Esto no se limita a avances tecnológicos como dentífricos revolucionarios o pantallas curvas. Incluye productos que ya existían, pero que no siempre fueron mercancías. Hoy día proliferan anuncios de universidades privadas y de seguros médicos privados, anuncios que hace una década eran minoritarios o ni siquiera existían.
Conviértete en un pijo coherente y vente a la Universidad Europea de Madrid. Anunciada en televisión.




No todos tenemos un médico en la familia. Sólo quienes se lo puedan pagar.






La crisis económica actual no refleja sino el agotamiento de sectores como la construcción. Estalla una rama de la producción que es crucial en nuestro país, y los capitalistas que quisieron hacer millones con ella son ahora buitres en busca de carroña, que hoy acuden al último de sus recursos: el terrorismo de los desahucios.

Los capitalistas no han desaparecido y buscan nuevos campos de los que extraer riqueza, campos que aún no se han explotado: la sanidad y la educación públicas son campos enormes. Basta con ofrecer a los gobiernos “ofertas que no puedan rechazar” (sobres o en su defecto amenazas de fuga de capitales) para que recorten y dinamiten lo público, allanando así el camino para el desarrollo del negocio y la consiguiente acumulación de nuevo capital.

Recortes en sanidad, privatización de hospitales, despidos, subida de tasas, aumento del número de alumnos/as por aula, y un larguísimo etcétera. Este etcétera tiene un nuevo eslabón que ha alcanzado nuestros televisores, se llama “Grandes Profes”

La Fundación ATRESMEDIA ha lanzado un proyecto llamado “Grandes Profes” que consiste en un acto multitudinario destinado a profesores, para mejorar sus dotes comunicativas y dar mejor las clases. Dura toda una mañana e incluye varias ponencias, incluyendo a “expertos” en enseñanza tales como Alberto Chicote y Elsa Punset.

Sobre el hecho de que un cocinero que sale en la televisión vaya a dar lecciones a profesores profesionales, poco hay que comentar. De hecho parece que se han dado cuenta del ridículo que iban a hacer, y lo han sustituido por “el hombre del tiempo” de Antena 3, que supondrá un ridículo menor. Aquí aparecen los ponentes.
 
Lo de Elsa Punset tiene más miga. Parece una persona seria y en cierto modo está avalada por la trayectoria de su padre, Eduard Punset. Este famoso “divulgador científico” es de esos que tiene la costumbre de mezclar ciencia con pseudociencia. Empieza hablando torpemente de teorías científicas y acaba sacando sus místicas teorías sobre el amor y la felicidad. Por ejemplo, en su obra “El viaje al amor” empieza explicando horriblemente la teoría darwinista de la evolución, hablando a lo largo de toda la obra de “pulsos de fusión” y otros conceptos vitalistas que el mismo Darwin combatió. En este artículo se resume muy bien el daño que ha hecho este “gurú cósmico de la felicidad”.

Volviendo a Elsa, parece que sigue la trayectoria de su padre. Viendo su TL de Twitter se ven tanto artículos sobre psicología que parecen serios como vídeos sobre la sabiduría maorí. La misma estrategia: disfrazar ideas místicas con un atuendo científico para que la gente crea en ellas.

Ella anda trabajando en el tema del coaching educativo, que viene a ser una especie de asesoría para docentes. Una ayuda psicológica para motivar al profesor, hacerle ver sus debilidades y fortalezas, dónde debe invertir esfuerzos, cómo ser positivo para dar amor al alumnado y que las clases sean perfectas… Esto del coaching es consumido también por empresarios. Estos tienen una especie de entrenador personal (el coach) que les motiva, les hace creer en sus talentos, en sus posibilidades…

No está demostrado que esto funcione, con lo cual se trata de un timo, igual que la homeopatía o la cristaloterapia. De hecho, en este tuit se reconoce implícitamente que el coaching educativo carece de rigor:




Es como decir “sigamos haciendo lo mismo pero hagamos que deje de ser un timo”. El coaching no tiene ni rigor científico ni tampoco rigor profesional. No hay regulación en cuanto a la titulación necesaria. Cualquiera puede decirte que es un coach y “tratarte” con sus palabras mágicas.

Vemos que el tuit anterior es de una cosa llamada AECOPE. ¿Y eso qué es? Pues la Asociación Española de Coaching Educativo, Pedagógico y Evaluación Educativa. Parece que, además de impulsar el coaching, pretende dedicarse a la evaluación educativa. Es decir, evaluar a los docentes. Esto es un negocio interesante. Bien podrían cobrarle al estado por evaluar la actividad de sus funcionarios. Con criterios pseudocientíficos, cómo no.

Sonará paranoico, pero resulta que AECOPE es un proyecto de la Fundación Trilema. Y en esta fundación colabora toda esta colección de participantes.

Tenemos a empresas que han vivido del sistema educativo público desde siempre: editoriales como Santillana (también colabora directamente en el evento "Grandes Profes" junto a ATRESMEDIA), Anaya y SM. También tenemos universidades privadas como la Universidad Ramón Llull y la Universidad de Nebrija. Destaca que colabore también el Gobierno de Cantabria, cuyo consejero de educación es conocido por sus vínculos con el Opus Dei.

Vamos, que parece que todos los enemigos declarados de la educación pública ven interés en fomentar esto del coaching educativo, obviamente por sus posibilidades para hacer negocio.

De un modo u otro, el sector privado tiene que generar beneficios y expandirse, obviamente a expensas del sector público. Cuanto más se destruya el sistema público, más espacio habrá para el privado. Por eso lo recortes en educación les van genial. Demolición de lo público y construcción posterior de lo privado.

Esta ofensiva del sector privado tiene una componente ideológica. Esto significa que parte del ataque consiste en la difusión de ideas, como por ejemplo que el sistema público es nefasto y hay que suprimirlo, o que los funcionarios son unos vagos privilegiados. En este caso esta ofensiva ideológica resulta más sutil:

Quienes utilizan el coaching defienden la idea de que podremos solucionar nuestros problemas con una actitud adecuada. No importan las variables externas, sino que sepamos dar un enfoque positivo a las cosas. Es decir, que le da toda la responsabilidad al "yo" y ninguna a la "circunstancia", o entorno. Esto se ve nítidamente en esta entrevista a Carmen Pellicer , miembro de la mencionada Fundación Trilema (y que de hecho aparece mencionada en el tuit). En esta se lee lo siguiente sobre la mejora del sistema educativo: "No es un problema de recursos, sino de voluntades, liderazgo y competencia profesional".

Carmen Pellicer sonriendo en la Universidad de Nebrija

Es decir, que no importa que haya recortes, importa que haya voluntades, liderazgo y competencia. No importa el mundo real, importan las mentes positivas de la gente. Esta señora debe de ignorar que los sistemas educativos cubano o finlandés, que son referentes mundiales, dedican un alto porcentaje del PIB a la educación (12,8 y 6,8% , respectivamente).

Con estas ideas buenrollistas sobre que lo importante es el individuo y su mente creativa y positiva, no sólo hace propaganda de su negocio (el coaching) sino que le resta importancia al drama de los recortes. Si algo va mal en el sistema educativo será por culpa de los profesores y profesoras que no consuman el coaching, no por el hecho de que haya aulas con 42 alumnos hacinados. Esto se aplica a todo: no importa si pasas hambre o si te maltratan diariamente, la realidad física no tiene nada que hacer contra una mente mágica que lo soluciona todo.

Cierro el post con un último enlace: Eduard Punset adivinando el futuro, un futuro con "más individuo" y "menos estado". Es decir, menos estructuras públicas que garanticen derechos sociales fundamentales. Evitemos que este futuro se cumpla y defendamos la pública.