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domingo, 9 de octubre de 2016

Introducción al posmodernismo

Es habitual encontrar el término “posmodernismo” en redes sociales y medios de comunicación, normalmente en contextos de debate político, en los que el término “posmoderno” suele aparecer utilizado como descalificativo. Como veremos, el posmodernismo tiene mucho de criticable, y en este artículo y en los siguientes iremos analizando las posturas que defiende.

Para explicar en qué consiste el posmodernismo, lo mejor es empezar por la etimología, que lo que nos dice es que “posmodernismo”, quiere decir “después del modernismo”. El posmodernismo es la corriente de pensamiento posterior al modernismo y que reacciona contra el mismo, sosteniendo posiciones contrarias.

Pero, ¿qué es exactamente el modernismo? El modernismo es una mentalidad colectiva surgida en Europa en el siglo XVII y que se basa en el predominio de la racionalidad en todas las esferas de la vida. Se quiso utilizar la racionalidad para conocer la naturaleza, y así surgió el método científico. El desarrollo de la ciencia y la tecnología fue trayendo consigo un mayor control sobre la naturaleza y una mejora de las condiciones sanitarias, lo que fue elevando el nivel de vida. Este período de transformaciones se denominó “modernidad”, y el modernismo sería la defensa de dichas transformaciones.

La racionalidad también se extendió a las artes, en la que adquirieron protagonismo la armonía, el equilibrio y la proporción, predominando las obras realistas. La literatura también abrazó la racionalidad. Se dejó de escribir sobre brujas y demonios y se empezó a hacerlo sobre asuntos reales, utilizando minuciosos detalles narrativos.

Enseguida hubo una reacción a la racionalidad en el mundo de las artes. Hubo artistas que quisieron rebelarse contra la racionalidad y contra las normas estéticas. Se deseaba que el arte fuera pura expresión, sin camisas de fuerza que impongan criterios estéticos. Algo parecido sucedió con la literatura, que empezó a interesarse por el absurdo, buscando nuevos efectos estéticos.

Esta reacción a la racionalidad es entendible en las artes, incluso enriquecedora. El problema viene cuando se reacciona contra la racionalidad en ámbitos como la filosofía, la ciencia o la medicina.

Frente a la defensa de la racionalidad del modernismo, el posmodernismo pone por delante la intuición, las emociones o incluso lo absurdo y lo irracional. En el modernismo no hay cabida para chamanes y astrólogos, sino para médicos y astrónomos. El posmodernismo quiere reivindicar el espíritu libre de chamanes y astrólogos frente a un supuesto “totalitarismo científico”. Para los posmodernos la ciencia enuncia “discursos totalizantes” que se quieren aplicar de modo universal, y sostienen que no puede haber nada universal, que cada contexto tiene sus particularidades insalvables.

El posmodernismo se ha asociado a la izquierda, pues ha sido defendido por intelectuales que se supone que son de izquierdas. Sin embargo, el posmodernismo acaba por ser más cercano a la derecha reaccionaria.

Pero, ¿qué es la izquierda? La Guerra Fría proporciono una distinción nítida entre lo que es la derecha y lo que es la izquierda. Ser de izquierdas significaba apoyar los valores que defendía la Unión Soviética, ser de derechas significaba defender los valores promovidos por Estados Unidos. Actualmente y a grandes rasgos, podemos decir que la izquierda es el conjunto de posiciones políticas que defiende la igualdad entre los seres humanos.

En ese sentido, actualmente la izquierda se opone al capitalismo, pues es un sistema económico que acentúa las diferencias económicas entre las clases sociales. Frente a dicho sistema, la izquierda plantea como alternativa el socialismo, en el que no existen las clases sociales.

La distinción entre izquierda y derecha proviene de la época de la Revolución Francesa. La izquierda se oponía a la monarquía y al feudalismo, quería una sociedad en la que se dejase de pertenecer a un estrato social por nacimiento y derecho divino. La derecha apoyaba la monarquía y el régimen feudal, así como la participación del clero en los asuntos públicos.

La izquierda, por tanto, ha defendido los valores propios de la modernidad: igualdad, y predominio de la razón frente a la fe. Marx y Engels, padres del socialismo moderno y figuras más inspiradoras de la izquierda actual, también están inscritos en el modernismo. Defendían que había que analizar científicamente las sociedades para poder transformarlas. Además eran universalistas, pues defendían que sus ideas podían aplicarse a todo el mundo, que toda la humanidad debía alcanzar la sociedad comunista.

Sin embargo, parte de la izquierda se volvió contra los ideales de la modernidad. Pensaban que el uso de la racionalidad había ido demasiado lejos, que la supuesta superioridad del Occidente moderno había empujado a Europa a practicar el imperialismo. También decían que el conocimiento científico se había utilizado para hacer daño, sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial.

El objeto de crítica de esta nueva izquierda posmoderna ya no era el capitalismo, sino una sociedad occidental que quería imponer el racionalismo en todo el mundo. El posmodernismo se opone a la hegemonía cultural de Occidente, y defiende la conservación de las sociedades ajenas al predominio de la racionalidad y la ciencia. Un ejemplo de ello fue el apoyo de algunos intelectuales posmodernos, como Foucault, a la revolución islámica de Irán. Apoyaron el régimen teocrático y reaccionario de los ayatolás por ser opuesto a la hegemonía cultural de Occidente. Hablaremos en otras publicaciones de la filosofía de Foucault.

Michel Foucault, conocido filósofo posmoderno que apoyó la "revolución" islámica de Irán de 1979.


Esta izquierda empieza a parecerse a la derecha reaccionaria, pues defiende modelos de sociedad previos a la Revolución Francesa. Como veremos más adelante, los posmodernos defienden el multiculturalismo, dicen que cada cultura ha de mantenerse intacta, que todas son igual de válidas y que ninguna tiene derecho a imponerse sobre las demás. Se opone, por tanto, a los derechos universales promovidos por Occidente.

Un movimiento íntimamente ligado a la modernidad y surgido en el siglo XVIII fue la Ilustración. Recibe ese nombre por ser una época en la que la razón iluminó la sociedad, dejando atrás la época de oscuridad en la que predominaba la fe. El siglo XVIII fue denominado “el siglo de las luces”.

La Ilustración tuvo consecuencias políticas, pues al oponerse a la fe se oponía al derecho divino y a los privilegios obtenidos por nacimiento. Los ilustrados defendían la igualdad ante la ley, y tenían un carácter cosmopolita, eran universalistas: defendían que la especie humana era una y que toda ella tenía que salir de la oscuridad y abrazar los valores basados en la racionalidad. Todos debíamos avanzar hacia el progreso.

Estas ideas cristalizaron en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, redactados por los revolucionarios franceses. La Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 sería una extensión actualizada.

Como reacción contra la Ilustración, surgió la contrailustración. Los contrailustrados estaban en contra de la idea universalista de que toda la humanidad debía encaminarse hacia el progreso, decían que cada pueblo tenía una idiosincrasia que había de ser respetada, y que cada uno seguía su propio camino.

Frente a las pretensiones universalistas de los ilustrados franceses, los románticos alemanes defendían las particularidades de cada pueblo. Un importante romántico fue Herder, que utilizó el término Volksgeist, o “espíritu del pueblo”. Herder decía que cada pueblo tenía su Volksgeist, su propia idiosincrasia, que le concede una identidad única que debe ser conservada y nunca “contaminada” por influencia de otras culturas. Herder fue el padre del nacionalismo moderno. Ese deseo de conservar el Volksgeist fue lo que impulsó a Hitler a hacer lo que hizo, a querer evitar que su pueblo “se contaminara”.

El romanticismo también se opuso a la Ilustración en otros aspectos. Por ejemplo, se oponía al control de la naturaleza como forma de avance de la civilización, y prefería el contacto con ella en toda su pureza. También se opuso a la laicidad, abrazando los antiguos mitos, e incluso impregnando de sublimidad la Edad Media.

Además de existir un irracionalismo religioso, también existió un irracionalismo ateo, Nietzsche sería un representante del mismo. Nietzsche se oponía a todo sistema de reglas que limitara la acción humana. Estaba en contra de las normas de las religiones, pero también contra las normas de la racionalidad y del método científico.

Los posmodernos son herederos de estos movimientos contrailustrados.



Referencias:

- El posmodernismo, ¡vaya timo! (Gabriel Andrade).
- La derrota del pensamiento (Alain Finkielkraut).
- El asedio a la modernidad (Juan José Sebreli).

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