Es habitual encontrar el término “posmodernismo” en redes
sociales y medios de comunicación, normalmente en contextos de debate político,
en los que el término “posmoderno” suele aparecer utilizado como
descalificativo. Como veremos, el posmodernismo tiene mucho de criticable, y en
este artículo y en los siguientes iremos analizando las posturas que defiende.
Para explicar en qué consiste el posmodernismo, lo mejor es
empezar por la etimología, que lo que nos dice es que “posmodernismo”, quiere
decir “después del modernismo”. El posmodernismo es la corriente de pensamiento
posterior al modernismo y que reacciona contra el mismo, sosteniendo posiciones
contrarias.
Pero, ¿qué es exactamente el modernismo? El modernismo es
una mentalidad colectiva surgida en Europa en el siglo XVII y que se basa en el
predominio de la racionalidad en todas las esferas de la vida. Se quiso utilizar
la racionalidad para conocer la naturaleza, y así surgió el método científico.
El desarrollo de la ciencia y la tecnología fue trayendo consigo un mayor
control sobre la naturaleza y una mejora de las condiciones sanitarias, lo que
fue elevando el nivel de vida. Este período de transformaciones se denominó
“modernidad”, y el modernismo sería la defensa de dichas transformaciones.
La racionalidad también se extendió a las artes, en la que
adquirieron protagonismo la armonía, el equilibrio y la proporción,
predominando las obras realistas. La literatura también abrazó la racionalidad.
Se dejó de escribir sobre brujas y demonios y se empezó a hacerlo sobre asuntos
reales, utilizando minuciosos detalles narrativos.
Enseguida hubo una reacción a la racionalidad en el mundo de
las artes. Hubo artistas que quisieron rebelarse contra la racionalidad y
contra las normas estéticas. Se deseaba que el arte fuera pura expresión, sin
camisas de fuerza que impongan criterios estéticos. Algo parecido sucedió con
la literatura, que empezó a interesarse por el absurdo, buscando nuevos efectos
estéticos.
Esta reacción a la racionalidad es entendible en las artes,
incluso enriquecedora. El problema viene cuando se reacciona contra la
racionalidad en ámbitos como la filosofía, la ciencia o la medicina.
Frente a la defensa de la racionalidad del modernismo, el
posmodernismo pone por delante la intuición, las emociones o incluso lo absurdo
y lo irracional. En el modernismo no hay cabida para chamanes y astrólogos,
sino para médicos y astrónomos. El posmodernismo quiere reivindicar el espíritu
libre de chamanes y astrólogos frente a un supuesto “totalitarismo científico”.
Para los posmodernos la ciencia enuncia “discursos totalizantes” que se quieren
aplicar de modo universal, y sostienen que no puede haber nada universal, que
cada contexto tiene sus particularidades insalvables.
El posmodernismo se ha asociado a la izquierda, pues ha sido
defendido por intelectuales que se supone que son de izquierdas. Sin embargo,
el posmodernismo acaba por ser más cercano a la derecha reaccionaria.
Pero, ¿qué es la izquierda? La Guerra Fría proporciono una distinción
nítida entre lo que es la derecha y lo que es la izquierda. Ser de izquierdas
significaba apoyar los valores que defendía la Unión Soviética, ser de derechas
significaba defender los valores promovidos por Estados Unidos. Actualmente y a
grandes rasgos, podemos decir que la izquierda es el conjunto de posiciones
políticas que defiende la igualdad entre los seres humanos.
En ese sentido, actualmente la izquierda se opone al
capitalismo, pues es un sistema económico que acentúa las diferencias económicas
entre las clases sociales. Frente a dicho sistema, la izquierda plantea como
alternativa el socialismo, en el que no existen las clases sociales.
La distinción entre izquierda y derecha proviene de la época
de la Revolución Francesa. La izquierda se oponía a la monarquía y al
feudalismo, quería una sociedad en la que se dejase de pertenecer a un estrato
social por nacimiento y derecho divino. La derecha apoyaba la monarquía y el
régimen feudal, así como la participación del clero en los asuntos públicos.
La izquierda, por tanto, ha defendido los valores propios de
la modernidad: igualdad, y predominio de la razón frente a la fe. Marx y
Engels, padres del socialismo moderno y figuras más inspiradoras de la
izquierda actual, también están inscritos en el modernismo. Defendían que había
que analizar científicamente las sociedades para poder transformarlas. Además
eran universalistas, pues defendían que sus ideas podían aplicarse a todo el
mundo, que toda la humanidad debía alcanzar la sociedad comunista.
Sin embargo, parte de la izquierda se volvió contra los
ideales de la modernidad. Pensaban que el uso de la racionalidad había ido
demasiado lejos, que la supuesta superioridad del Occidente moderno había
empujado a Europa a practicar el imperialismo. También decían que el
conocimiento científico se había utilizado para hacer daño, sobre todo durante
la Segunda Guerra Mundial.
El objeto de crítica de esta nueva izquierda posmoderna ya
no era el capitalismo, sino una sociedad occidental que quería imponer el
racionalismo en todo el mundo. El posmodernismo se opone a la hegemonía
cultural de Occidente, y defiende la conservación de las sociedades ajenas al
predominio de la racionalidad y la ciencia. Un ejemplo de ello fue el apoyo de
algunos intelectuales posmodernos, como Foucault, a la revolución islámica de
Irán. Apoyaron el régimen teocrático y reaccionario de los ayatolás por ser
opuesto a la hegemonía cultural de Occidente. Hablaremos en otras publicaciones de la filosofía de Foucault.
Michel Foucault, conocido filósofo posmoderno que apoyó la "revolución" islámica de Irán de 1979. |
Esta izquierda empieza a parecerse a la derecha
reaccionaria, pues defiende modelos de sociedad previos a la Revolución
Francesa. Como veremos más adelante, los posmodernos defienden el
multiculturalismo, dicen que cada cultura ha de mantenerse intacta, que todas
son igual de válidas y que ninguna tiene derecho a imponerse sobre las demás.
Se opone, por tanto, a los derechos universales promovidos por Occidente.
Un movimiento íntimamente ligado a la modernidad y surgido
en el siglo XVIII fue la Ilustración. Recibe ese nombre por ser una época en la
que la razón iluminó la sociedad, dejando atrás la época de oscuridad en la que
predominaba la fe. El siglo XVIII fue denominado “el siglo de las luces”.
La Ilustración tuvo consecuencias políticas, pues al
oponerse a la fe se oponía al derecho divino y a los privilegios obtenidos por
nacimiento. Los ilustrados defendían la igualdad ante la ley, y tenían un
carácter cosmopolita, eran universalistas: defendían que la especie humana era
una y que toda ella tenía que salir de la oscuridad y abrazar los valores
basados en la racionalidad. Todos debíamos avanzar hacia el progreso.
Estas ideas cristalizaron en la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano, redactados por los revolucionarios franceses. La
Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 sería una extensión
actualizada.
Como reacción contra la Ilustración, surgió la
contrailustración. Los contrailustrados estaban en contra de la idea
universalista de que toda la humanidad debía encaminarse hacia el progreso,
decían que cada pueblo tenía una idiosincrasia que había de ser respetada, y que
cada uno seguía su propio camino.
Frente a las pretensiones universalistas de los ilustrados
franceses, los románticos alemanes defendían las particularidades de cada
pueblo. Un importante romántico fue Herder, que utilizó el término Volksgeist, o “espíritu del pueblo”.
Herder decía que cada pueblo tenía su Volksgeist,
su propia idiosincrasia, que le concede una identidad única que debe ser
conservada y nunca “contaminada” por influencia de otras culturas. Herder fue
el padre del nacionalismo moderno. Ese deseo de conservar el Volksgeist fue lo que impulsó a Hitler a
hacer lo que hizo, a querer evitar que su pueblo “se contaminara”.
El romanticismo también se opuso a la Ilustración en otros
aspectos. Por ejemplo, se oponía al control de la naturaleza como forma de
avance de la civilización, y prefería el contacto con ella en toda su pureza.
También se opuso a la laicidad, abrazando los antiguos mitos, e incluso
impregnando de sublimidad la Edad Media.
Además de existir un irracionalismo religioso, también existió
un irracionalismo ateo, Nietzsche sería un representante del mismo. Nietzsche
se oponía a todo sistema de reglas que limitara la acción humana. Estaba en
contra de las normas de las religiones, pero también contra las normas de la
racionalidad y del método científico.
Los posmodernos son herederos de estos movimientos
contrailustrados.
Referencias:
Referencias:
- El posmodernismo, ¡vaya timo! (Gabriel Andrade).
- La derrota del pensamiento (Alain Finkielkraut).
- El asedio a la modernidad (Juan José Sebreli).
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