Aunque la mitología nórdica,
credo religioso del pueblo vikingo, abarca desde mitos hasta historias
legendarias de dioses y héroes, este texto se centrará sólo en el mito de la
creación, mito que trata de responder al interrogante del origen del mundo, de los dioses y del
ser humano.
Antes de responder a cómo se
formó el mundo, hay que tener en cuenta que la mitología nórdica contempla la
existencia de varios mundos que coexisten.
Hay dos tipos de mundos: en
primer lugar, están los mundos acabados en “heim”,
que han existido siempre y en los que reina el caos. Está el Jotunheim, que es el mundo de los
monstruos; el Niflheim, que es el
mundo de los muertos, y el Muspellsheim,
mundo de fuego.
El segundo tipo de mundos tienen
nombres acabados en “gard”, mundos
creados en los que hay orden, aunque siempre con riesgo de que sean dominados
por el caos. El Midgard es el mundo
de los humanos, y el Asgard es el
mundo de los dioses, situado sobre el Midgard.
También existe el Utgard, que está en
la perifera del Midgard y que no se rige
por las leyes naturales de éste, lo cual hace que existan seres hermafroditas,
personas que tienen padre pero no madre, etc. En este mundo no existen
estructuras familiares.
Otra aclaración es necesaria en
cuanto a la denominación de los seres mitológicos. Aunque en la cultura popular
se hable de “gigantes”, no es correcto llamarlos así, con lo que los llamaré
“etones”, palabra derivada del original islandés. En la mitología nórdica, hay
etones de gran tamaño, pero también etones de tamaño de humano. Lo que tienen
en común los etones no es su gran tamaño, sino su glotonería y su pertenecia al
Jotunheim (salvo el famoso Loki, que no es un dios, sino un etón
que vive en el Asgard).
Pasa algo semejante con los “enanos”
de la mitología nórdica. Usaré el término “tuergo”, también del original
islandés. Los tuergos son enanos pero con características adicionales: estaban
asociados a la sabiduría y la habilidad como mineros y artesanos. Viven
dentro de la tierra y en las rocas, y sólo los hay de sexo masculino.
El mito de la creación comienza
con un vacío, pero no un vacío absoluto, sino una gran oquedad que separa el
mundo de tinieblas y hielo, al norte (el ya mencionado Niflheim); del mundo de Muspel,
mundo de fuego situado al sur, también llamado Muspellsheim.
La unión de los dos mundos, frío
y cálido, daría lugar al orden. Los antiguos vikingos fueron capaces de ver la
fusión del hielo y el fuego en Islandia, donde la lava de los volcanes entraba
en contacto con el hielo. Esta sería una explicación de esta parte del mito.
Cuando, con la unión del hielo y
el fuego, el hielo se fundió, surgió Ymir,
el etón primordial, que es hermafrodita (como el hijo de Hermes y Afrodita en
la mitología clásica, de ahí el término).
Ymir se alimentaba de una vaca, de cuyas ubres surgían cuatro ríos
de leche. La vaca bebía a su vez de la escarcha salada, y al lamerla se generó Buri (engendrador). Tuvo un hijo llamado
Bor, éste se unió a una etona llamada
Bestla y tuvieron a Odín, Vili y Ve. Fueron los primeros
dioses.
Ymir engendró un hijo y una hija de su mano izquierda y un hijo de
seis cabezas de sus pies. De ellos proceden los etones de hielo.
Los tres dioses hijos de Bor mataron a Ymir, y su sangre se derramó, ahogando a los etones de hielo, de
los que sobrevieron uno y su esposa, que generaron más etones de hielo. Los
dioses hicieron la tierra con el cuerpo de Ymir,
con sus huesos hicieron las montañas, y con sus dientes rocas. Su cráneo sirvió
como bóveda celeste. Con su sangre hicieron mares alrededor de la tierra. Hay cuatro
tuergos que sujetan el cráneo colocados en los cuatro puntos cardinales. Con
sus pestañas vallaron tanto el Midgard
como el Asgard. Los sesos sirvieron
para crear las nubes.
La muerte de Ymir dio origen al mundo ordenado, aunque seguía habiendo mundos
caóticos.
Por último, Odín, Ve y Vili crearon a los seres humanos a partir de árboles. Y el
Midgard fue el lugar en el que
vivieron.
Fuente: "Mitología nórdica" (Enrique Bernárdez).
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