Quienes más duramente han
criticado a los transgénicos han sido las organizaciones ecologistas. Según las
mismas, los transgénicos son una amenaza para el medioambiente, un negocio
perverso en manos de multinacionales y un riesgo para la salud humana (aunque
esto último lo dicen cada vez lo dicen menos, deben de haberse dado cuenta de
que hacían el ridículo afirmando este bulo carente de base científica).
Sin embargo, una persona
preocupada por el medio ambiente y libre de prejuicios, a poco que indague
podrá ver que los transgénicos son una bendición para el medioambiente.
Expondré ejemplos de cómo los transgénicos no sólo pueden beneficiar al medioambiente,
sino que lo están haciendo ahora mismo.
El primer ejemplo tiene que ver
con el consumo de agua. Cualquiera sabe que hay que ahorrar agua, si consumimos
mucha agua estaremos ejerciendo mucha presión sobre el medioambiente, vaciando
acuíferos, sobreexplotando ríos, etc.
Pues bien, existen ya varias
variedades de plantas transgénicas que consumen poca agua. En 2011 se creó el
maíz DroughtGard resistente a la
sequía, que requiere un 10% menos de agua que el maíz convencional. Fue un
bombazo comercial por el agua que se ahorraba con él1. Indonesia
también desarrolló (Indonesia, no una gran multinacional) la caña de azúcar
resistente a la sequía.
No sólo se ahorra agua gracias a
los transgénicos, sino que se ahorra superficie cultivada. Pondré el ejemplo
del maíz Bt, la única planta transgénica cultivada en España dedicada a la
alimentación. Este maíz tiene añadido un gen de una bacteria del suelo (llamada
Bacillus thuringiensis), un gen que codifica
una toxina que afecta a los insectos. Se ha aprovechado que existe esta
bacteria que fabrica toxinas contra los insectos para sacarle este gen y crear
una planta que fabrica la misma toxina. Si un insecto muerde esta planta
transgénica, estará ingiriendo la toxina, y morirá.
Gracias a esta variedad de maíz,
las cosechas son mucho más productivas, pues ninguna planta muere por ser
atacada por los insectos. Se ha hecho un informe que analiza los beneficios que
ha traído esta variedad en España entre los años 1998 y 2015. Pues bien, la
producción extra ha sido de más de un millón de toneladas. Para conseguir esta
producción a través de cultivos convencionales habría sido necesario
incrementar la superficie de cultivo en 106.775 hectáreas. Y esto habría
supuesto un gasto de agua agregado de 615.778 miles de metros cúbicos. Esto
equivale a abastecer durante un año a 746.000 habitantes. En dinero, 193
millones de euros2.
Es decir, cultivando transgénico
no sólo ahorras agua, sino que necesitas menos superficie cultivada, con lo
cual se reduce la presión sobre los bosques o sobre cualquier espacio natural.
Necesitando menos superficie, no hace falta arrasar tanto bosque para poder
cultivar. Por cierto, Bangladesh (una vez más, un país, no una empresa maligna)
ha desarrollado exitosamente la berenjena Bt.
Otra ventaja de las plantas Bt es
que se hace innecesario aplicar pesticidas sobre el cultivo, con lo que se
elimina el impacto ambiental de su fabricación y su pulverización. Aparte del
ahorro económico que supone.
Por cierto, la normativa que se
aplica a los alimentos ecológicos prohíbe que los mismos procedan de organismos
transgénicos. ¿Qué puede hacer un agricultor/a que produzca alimentos sujetos a
esta normativa? Pues pulverizar sus cultivos con la bacteria que he mencionado
(Bacillus thuringiensis). A pelo. Esto hace que
mueran TODOS los insectos presentes en el cultivo. Tanto los que muerden la
planta como los que no. Son eliminados también insectos carnívoros e incluso
los polinizadores. Esto muy ecológico no es, pero bueno, allá cada cual con sus
decisiones como consumidor. Con las plantas Bt, sólo mueren los insectos que
muerdan la planta, ni uno más.
Esta práctica de la agricultura
ecológica tiene además un impacto en la salud. En los cultivos de estas
bacterias anti-insectos utilizadas para la pulverización sobre el cultivo,
crecen también bacterias tóxicas para los humanos, como Bacillus cereus. Entre 2007 y 2014 ha habido 352 personas
hospitalizadas por intoxicarse con esta bacteria al comer productos ecológicos3.
Lo gracioso es que estos alimentos sean más caros que los convencionales con el
argumento de que son más sanos. En fin.
Se dice de los transgénicos que
son malos para la biodiversidad, porque las plantas son todas iguales (en el
proceso de desarrollo de un transgénico, se toma una planta que haya
incorporado el gen foráneo de manera exitosa, y se clona). Hay que decir que
esto de que las plantas sean todas iguales es cierto, pero ya ocurría antes.
Hay variedades no transgénicas que por ser muy buenas se han clonado. La
inmensa mayoría de plátanos del mundo, por ejemplo, son clónicos. Y, volviendo
al caso de España y del maíz Bt, esta variedad se cultiva sólo donde el taladro
(un insecto) es una amenaza real, como en las cuencas del Ebro y del
Guadalquivir. En Galicia el taladro es inexistente por cuestiones climáticas, y
allí se cultiva maíz convencional. Maíz variado seguirá habiendo.
Por otra parte, hay que observar
que cualquier cultivo se carga la biodiversidad. Cuando tomas un terreno
natural y cultivas en él, te cargas una gran variedad de plantas e incluso de
animales. La biodiversidad del Amazonas está amenazada porque su suelo está
pasando a ser agrícola, no porque los cultivos sean transgénicos. Ahora es
cuando vuelvo a decir que con los transgénicos se necesita menos superficie de
cultivo, luego respeta más la biodiversidad.
Pasando a los animales, el primer
animal transgénico destinado a la alimentación es el salmón transgénico, que
crece más rápido que el salmón convencional (no se hace enorme, como dicen por
ahí). Esto es una gran ventaja en las piscifactorías, pues este salmón
transgénico necesita menos tiempo y menos alimento para crecer de lo que
necesitaría un salmón convencional para crecer en la misma medida. ¿Por qué es
esto bueno para el medio ambiente? Pues porque lo que se da de comer a los
peces en las piscifactorías es, generalmente, harina de pescado, pura o
mezclada con algo más. Si uno cría salmón transgénico, necesitará menos harina
de pescado, con lo que será necesario pescar menos. Es decir, menos presión
sobre las poblaciones de peces.
Dejando el tema de los organismos
transgénicos dedicados a la alimentación, existe una práctica llamada
fitorremediación, que consiste en plantar plantas en un suelo contaminado para
que las mismas absorban las sustancias tóxicas del suelo. Es un proceso lento,
pero es una manera de transformar suelos contaminados en suelos aptos para el
cultivo. Existen plantas no transgénicas capaces de retirar plomo o mercurio
del suelo, por ejemplo; pero hay plantas transgénicas diseñadas específicamente
para que este proceso sea más rápido y eficaz.
En definitiva, los transgénicos
son útiles para proteger el medioambiente y apostar por ellos es dar un paso de
gigante a la hora de lograr tener una agricultura sostenible. Hay que dejar a
un lado los miedos infundados hacia esta tecnología e informarse correctamente
sobre la misma, sin prejuicios.
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