cabecero4

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jueves, 20 de febrero de 2014

LOS JUICIOS SUPERFICIALES


Hace poco, tomando una caña, un amigo me preguntó que qué es lo que yo opinaba sobre que Stalin mandara edificar estatuas suyas en la URSS, con el objeto de consolidar el culto sobre su persona. Yo le dije que eso beneficiaba a la clase trabajadora en su conjunto, pues fortalecía al bloque socialista. Me parecía bien. Así acabó la conversación, pues mi posicionamiento era inadmisible e inhumano para cualquier persona con sentido común. 

Es sólo un ejemplo de los miles de “microjuicios” que se hacen constantemente. Juicios de hechos aislados, en los que la gente critica actuaciones sin tener en cuenta el contexto. Contexto que la gente suele negarse a escuchar, pues uno escucha con más facilidad aquello que encaja mejor con sus prejuicios. Si alguien es católico, por ejemplo, rechazará escuchar críticas a la religión o a la Iglesia, o por lo menos no las asimilará fácilmente, pues son cosas que no “encajan” con unos esquemas mentales previos.

Lo mismo ocurre con el fútbol. Nadie acepta normalmente un penalti, una falta, un fuera de juego… si afecta a su equipo de fútbol. Hay una subjetividad tremenda.  

Volviendo a los “microjuicios” superficiales, hay ejemplos de sobra para ver que sin un contexto, las valoraciones que sea hagan no tienen ningún valor. Son críticas en abstracto. “Fomentar el culto a la persona está mal”. “Matar está mal”. “Mentir está mal”. Se critican conductas haciendo oídos sordos al mundo real. En el caso de las mentiras es distinto. En nuestra cultura tienen cabida las mentiras piadosas. Porque no siempre la verdad es la mejor opción. A veces la gente tiene en cuenta un contexto complejo y decide mentir, porque es evidente que a veces es mejor. Creo que un mundo en el que todo el mundo dijera lo que piensa de manera sincera sería un mundo horrible.
Yo reivindico las mentiras piadosas como algo de gran valor, y también reivindico los homicidios piadosos, y las estatuas ensalzando a personajes históricos, y reivindico Stalingrado, una ciudad con el nombre de una persona, detalle mucho más inhumano que hacer una estatua. Hablando del contexto, esta ciudad tuvo una importancia crucial, pues detuvo a los nazis, y los hizo retroceder de manera definitiva. Era una ciudad simbólica. Si los soviéticos la perdían, su moral se derrumbaría, y seguramente no tardarían en rendirse, pues su líder habría quedado humillado. No fue así. Se hicieron esfuerzos sobrehumanos por defenderla, y se venció.
                                                                                                                                                                               
El malvado culto a la persona sirvió para mantener unida a la Unión Soviética, y para salvarla de los nazis, ampliando un mundo nuevo en el que los derechos fundamentales (derecho al trabajo, a la vivienda, a la sanidad, a la educación…) estaban garantizados. 

Yo me alegro de que la gente que hacía esos juicios infantiles no triunfara en otras épocas. Me alegro de que no arruinaran logros como la Revolución Francesa, diciendo: “no debemos matar”. “La revolución debe ser perfecta, con felicidad y amor”. No es que a mí me guste la guillotina y el terror revolucionario, pero así se dio a luz a la democracia, y no pudo ser de otro modo, por mucho que digan los que no tienen ni idea de historia. El espíritu democrático y republicano  no se expandió él solito por Europa, Napoleón estaba a la cabeza de un ejército revolucionario. Un hombre malo, poderoso, admirado y temido. Como Stalin. Orwell fue uno de los que establecieron esa comparación. Gracias a Napoleón y a su revolución, en España creció un movimiento por crear una constitución con derechos fundamentales (Constitución de 1812), derechos impensables en una monarquía absoluta. Un ejemplo es el del derecho a un juicio justo. En el que participaban jueces y abogados defensores, no reyes. En los que se condenaba a los condenados en función de pruebas, testigos… teniendo en cuenta un contexto. Reivindiquemos los juicios justos, los juicios que se hacen bien, y no los juicios superficiales y breves. Luego nos dejamos engañar por telediarios que muestran a presidentes latinoamericanos hablando de pajaritos. Luego exigimos al socialismo que no tenga ni una sola imperfección, y rechazamos todo aquello que no satisfaga a un absurdo ideal romántico completamente alejado de la realidad. Esas críticas constantes son un serio lastre para los cambios sociales. Se pretende atar las manos a los que queremos transformar el mundo, de modo que parece que no se puede hacer prácticamente nada. A las élites les encanta que la izquierda tenga ese lastre, pues la deja discapacitada, inútil.  

No seamos superficiales y analicemos las cosas con su contexto. Y de paso recordemos al único país que dio armamento a la República Española, a la España democrática: la URSS. Mucho se parecen Stalin y Napoleón en aquello de expandir la democracia a nivel internacional. 


Esta foto fue tomada el 27 de Enero de 1945, día en que el campo de concentración de Auschwitz fue liberado por el ejército rojo. No creo que ni uno sólo de los liberados se hubiese opuesto a ningún eslabón de la cadena de acontecimientos que condujo finalmente a su liberación.

6 comentarios:

  1. Buenas,

    Yo nunca he dicho que tu posicionamiento fuese inadmisible e inhumano, así que si es una entrada basada en nuestra conversación, por favor, no inventes.Sí que he dicho que no me gusta y no me gusta. De todos modos, como no soy un conocedor de la economía y sociedad soviéticas, no me meto con ello abiertamente: no es lo mismo hablar algo contigo en privado que dando un discurso público. La simbología me parece muy bien, de hecho para mi es necesaria, pero, entrando en el tema, no entiendo por qué se tiene que poner uno a sí mismo como símbolo (quiero decir,a mi, personalmente, me parece de ególatra) pudiendo utilizarse la simbología soviética vigente, o incluso personalidades comunistas como Marx, Engels, Luxemburgo o Gramsci si quieres usar a seres humanos.

    Conozco unos cuantos católicos que aceptan críticas a la Iglesia. De hecho conozco a más gente que las aceptan que gente que no las acepta, aunque esto es una perspectiva personal, estaría bien ver datos antes de afirmar nada. Tampoco entiendo qué tiene de malo estar a favor de una cosa y hacer una pequeña crítica a una parte de ello con lo que no estás de acuerdo, o viceversa, estar en contra de algo pero resaltar algo que sí tiene que sea positivo.

    Igualmente, me parece muy curioso lo que ha cambiado tu posición respecto al culto a la persona en tan poco tiempo. Fíjate, incluso creo que tu entrada hubiese sido muy interesante si comparases la posición de tu yo actual con tu yo de hace unos meses. Muy pedagógica, sin duda, pues tú conoces mucho mejor lo que tú piensas/has pensado que lo que está pensando la otra persona.

    ¿Por qué el culto a la persona sirvió para mantener unida a la URSS? Del resto no comento nada porque no tiene absolutamente nada que ver con nuestra conversación de aquel día y ya supongo que estés hablando hacia el público en general.

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  2. Matizo: no me meto abiertamente con el culto a la persona dentro de la sociedad soviética. O puedo meterme con ello a la vez que ensalzo otras cosas del socialismo, cosa que suele atraer bastante a la gente, por cierto.

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  3. No creo que invente nunca nada, de todos modos si vuelves a leer el primer párrafo verás que yo no te he acusado de decir nada.

    Sobre el culto a la persona, es cierto que pueden utilizarse símbolos. Pero lo que más une a una persona (o a un pueblo) a un proyecto es la identificación. Una persona puede identificarse con un símbolo, pero con lo que más puede identificarse una persona es con otra persona. ¿Por qué los cantantes tienen fans? Pues porque esos cantantes expresan algo con lo que el fan se identifica. El fan se siente acompañado, pues parece que alguien es capaz de expresar lo que él siente. Lo mismo puede suceder con un político, sobre todo si ese político ha sido la imagen de un movimiento que ha mejorado un país. Y tampoco hace falta que lo haga, un político también puede asociar su imagen a un símbolo, como una bandera o un crucifijo, y gozar de gran simpatía. Y esa identificación no es sino democracia en estado puro. Imagina que gobierne la persona con la que más se identifique la gente. Millones de personas dicen todavía "yo soy Chávez". Lo pintan en las paredes y lo graban en miles de camisetas. Más identificación imposible. Los personajes muertos se utilizan incluso más (Bolívar, Sandino, Martí), y nos animan a los militantes a continuar luchando a pesar de los sacrificios que supone, a seguir su ejemplo de lucha hasta el final. Pero dan lugar a debates: "Lenin habría dicho esto, Marx hubiera dicho que esto había que hacerlo así...". Esos enfrentamientos te los ahorras con un líder vivo, que es quien impide que aparezcan. No lo impide él directamente, como se ha contado sobre Stalin. Lo impide la propia gente del movimiento, que quiere que triunfe y que sabe que si hace una propuesta de tipo fraccionalista, fracasará (también está el fenómeno trepa: si quieres ascender en la jerarquía de un partido, lo más fácil es apoyar al dirigente y ser pelota. Construyendo estatuas, por ejemplo. No hace falta que lo ordene el líder, lo hacen los trepas incluso aunque él no quiera. Los trepas son muy pocos al principio, pero si el partido llega al poder empiezan a proliferar y se convierten en mayoría). Si no hay dirigente, una escisión puede dividir el movimiento en dos fracciones iguales. No hay peor división que una división simétrica. Trotsky puede parecer que mola por lo de oponerse a Stalin y demás, pero si su proyecto fraccionalista tuvo cierto tirón es porque la persona Trotsky fue un héroe de la revolución, una figura clave que tenía un apoyo importante dentro del ejército rojo y del partido (posible escisión simétrica). Si hubiera tomado el poder, ahora él sería el hombre odiado por la humanidad, y Stalin sería el "pobre revolucionario que tuvo una caída romántica".

    Los seres humanos nos identificamos con seres humanos, es natural. A mí también me disgusta que haya música con videoclips sexualmente sugerentes, pero es natural que gusten más. Oponerme a ello sería hacer una crítica a la especie humana, y eso no es algo útil, eso para los pensadores autocomplacientes. No puedo aislar a la sensibilidad musical del deseo sexual, y tampoco puedo aislar el debate político objetivo de las emociones humanas. Hay que ser prácticos y empezar por asumir la realidad. El caso de Stalingrado muestra el carácter práctico que han tenido las emociones humanas.

    Contestaré al resto más adelante.

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  4. Sobre lo de defender algo pero a la vez hacer críticas a algunas cosas, eso es defenderlo a medias, defenderlo mal. Desde el punto de vista del no militante, esas críticas puntuales pueden quedar bien. "Soy comunista pero le muestro a la gente que también critico cosillas, que no soy un fanático". El problema es que se da a entender que uno defendería el comunismo, pero quitádole estas cosillas. Y lo que se hace es defender, o reivindicar, un comunismo perfecto, rosa, una construcción que sólo existirá en el mundo de las ideas y de los debates chulis. Es como decir "Estoy a favor de que el médico me salvara la vida haciéndome la RCP pero en contra de que me rompiese una costilla". El problema es que fomenta el no-posicionamiento de cara a un conflicto, porque ningún lado es "lo que yo que yo sueño en mi mente". Por otro lado, es ignorar las razones y los contextos concretos de cada decisión. Como el pacto germano-soviético, muy criticado por gente que no tiene ni idea del contexto internacional previo. Al comunismo siempre se le ha exigido mucho, ser el mundo perfecto, cuando es simplemente un mundo mejor, mucho más justo. Así se le critican cosas que ya existían antes del socialismo, como el culto a la persona, el militarismo... Sobre el culto a la persona, olvidé señalar que fue tras la muerte de Mao fue cuando China inició el camino hacia el socialismo de mercado, y ahora China está comprando medio mundo, se ha convertido en un polo imperialista. Mao tenía el apoyo del pueblo en la calle, y eso le hizo tener poder dentro del partido contra sus opositores. Tras su muerte, el partido quedó reblandecido, y los proyectos reformistas empezaron a tener éxito en su interior. El "bloque sólido" se derritió, y hoy día se diluye dentro de los esquemas capitalistas. Por otro lado, la gente no simpre interpreta las críticas como algo constructivo. 1984 fue un libro que encantaba a los anticomunistas, por mucho que Orwell fuera un comunista "crítico".

    Sobre el cambio de posicionamiento, vuelves a caer en la visión abstracta de las cosas. Yo no defiendo "el culto a la persona". Yo entiendo que se utilizara el culto a la persona durante la construcción del socialismo soviético (lo hubiera defendido en su momento y lo reivindico ahora), pues benefició a la clase trabajadora, y tuvo su oportunidad seria de alcanzar el socialismo en todo el mundo. Si el culto a la persona es un fenómeno natural que existe en un momento concreto, aprovechémoslo. Las críticas en abstracto no tienen ninguna utilidad. Por mucho que yo esté en contra del culto a la persona, mi enemigo puede adelantárseme y traer a un gran líder antes que yo. Lamentaré que la especie humana sea tan "decepcionante" de adorar a ese tipo, pero habré fracasado. Combatir algo natural es inútil. Diseñar una humanidad que no sea capaz de emocionarse requeriría proyectos educativos y de ingeniería genética, y podría hasta ser algo deseable para alguien "anti-adoración", pero no podré hacerlo hasta que no esté en un gobierno.

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  5. En relación a lo que mencionas en tu último comentario sobre lo de atraer a la gente, claro que defender a Stalin no atrae a la gente, yo rara vez lo hago, sólo si tengo tiempo para explicarlo todo y evitar malas interpretaciones.

    Por otro lado, la capacidad de atraer a la gente no está sólo en lo que uno dice, sino en lo que uno hace. A los militantes se nos ve en la calle protestando, se nos ve parando desahucios, y ayudando a los trabajadores dentro de los sindicatos. La gente te ve que haces cosas, te ve que ayudas y que animas a la gente a luchar, que tienes un compromiso que demuestra que tú te crees tu lucha, que ves factible el éxito. Y, cuando se entera de que eres comunista, piensa en ello y se interesa por el comunismo, y te pregunta. Así se suman militantes. Yo antes pensaba que no funcionaba así, pero es la experiencia misma la que enseña estas cosas, igual que la experiencia misma es la que te puede hacer cambiar de parecer con respecto a ciertos temas. Decía el Che que el comunismo es la ciencia del ejemplo. Totalmente. No se hace la revolución tratando de hacer que la gente se haga comunista, se hace haciendo que la gente confíe en ti y en tus iniciativas, siendo una persona ejemplar y dando confianza a la gente.

    Por eso hay que combinar la lucha ideológica (convencer) con la lucha práctica. Si no no se va a ninguna parte.

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  6. Venga, Iago, no me acusas de decir nada, pero tu texto está basado en una conversación conmigo.

    Con tu último comentario estoy de acuerdo. Para el resto, quiero bibliografía. ¿Si, por ejemplo, yo critico un 1% de un sistema y defiendo un 99% estoy defendiéndolo a medias o mal? ¿Es o estás conmigo o estás contra mi? xD

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